lunes, 30 de mayo de 2011

Monserrat Cultural Nº 41

Imagen de Tapa: “Sopa de Letras” de Soledad Mansilla.
http://coordenadasimperfectas.blogspot.com/

Editorial

Cansado de tanta contienda electoral, de tanta palabra vacía de algunos que buscan desesperadamente el voto; esta vez tomo un respiro y comparto con ustedes un poco de poesía; porque el alma también necesita de brisa fresca que alivie su andar.
El editor

POEMAS DE "PERSISTENCIA DEL ÁRBOL"
de Marcelo Villa Navarrete

1 Si la sangre no anega el desierto, si no hierve la saliva al cruzar el laberinto, si por la hojarasca no ruedan los ojos, entonces no.

2 Surco de neón, río invisible que brama y no cesa; cantar de cerezos, efluvio de seda y alabastro; sol siamés que germina e incendia un bosque.

3 No este cuerpo que extravió la lluvia, no estas manos invisibles desgarrando la sangre, no estos gritos que lamen los talones, no este hedor a mañana de agujas recobradas, no este nombre, no esta prisa, no el silencio.

4 Este y otros rostros. El bufido de cada peldaño al rozar el acantilado. Una sola mortaja de pétalos hilvanada con vinagre y rocío. Embarcaciones con velas de hielo. Este y otros pasos. Los sauces se recuestan en la espesura. Silencio.

5 Quién ha deslizado sus dedos en orquídeas de invisibles pétalos, quién ha tensado el arco y dispuesto la flecha para horadar la pulpa, quién era miel y hundió su lengua en miel.

6 En mis manos usted devenía en pluma, en camelia, en bolsa de té. De cada beso usted huía mas quedaba su sonrisa. Y una vez, la última, usted entró, buscó refugio en mis costillas. Corrí aullando entre campanarios y bocinas de automóviles: la sangre hervía y ya era tarde, siempre fue tarde: usted bebió silencio y no resbaló de mí.

7 Estas sábanas de soterrados pinceles, este azufre sobre lámparas, este vórtice desecho, yo.

8 Mírame: no pedí ese árbol desangrado (¿era sangre del árbol o de mis ojos?), pero como tantas veces subí, ebrio de sal y pétalos, y procuré no escuchar el latir del viento. En realidad fue solo un estribillo, cada vez más nítido y vacío, y el hambre de caer, apagarse, ser mis escombros, y decir: mírame.

9 Ni el ardor o el hielo de sus cejas, ni el páramo de su pecho, ni el eclipse surcado en su ombligo. Sí sus pies y sus manos de hostia, sí la leche de sus labios, sí el trigo derramado en su cintura.

10 Cae fría, ciega, exhausta, la luna, sobre estos cuerpos que solo saben inflamarse, reconocerse a oscuras, subir al dolor.

El Contrato tácito del "mundo libre"

He aquí el contrato que cada uno firma cada mañana simplemente por levantarnos y no hacer nada.
Poco importa nuestras creencias o nuestras ideas políticas, el sistema instaurado en nuestro mundo libre reposa sobre el acuerdo tácito de una especie de contrato realizado con cada uno de nosotros. Aquí el texto que nunca has leído, pero que sin saberlo has firmado:

1) Acepto la competencia como la base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que esta operación crea frustración e ira en la gran mayoría de los perdedores.

2) Estoy de acuerdo en ser humillado o explotado, siempre y cuando no se modifique la vida a la que estoy acostumbrado, aunque incluso eso signifique humillar o explotar a alguien que ocupa un lugar más bajo en la pirámide social.

3) Acepto la exclusión de los inadaptados, marginales y de los endebles, porque creo que la gestión de la sociedad tiene sus límites.

4) Estoy de acuerdo en pagar a los bancos de mi salario para que ellos inviertan los ingresos obtenidos a su conveniencia, y además no deberán reintegrarme nada de sus enormes beneficios (que usarán para robar a otros países pobres, y a este mismo, lo que se acepta implícitamente). También acepto que me cobren una alta comisión por prestarme dinero que es, además, de otras personas.

5) Acepto que se congelen y se tiren toneladas de alimentos para mantener los precios del mercado o manipular la economía, en lugar de ofrecerlos a millones de personas que sufren y mueren de hambre cada día.

6) Estoy de acuerdo en que esté prohibido poner fin a su vida rápidamente, sin embargo, puedo tolerar que se haga lentamente, con la ingestión o inhalación de sustancias tóxicas permitidas por los gobiernos.

7) Acepto que se haga la guerra para mantener la paz…

8) Estoy de acuerdo en que se divida a la opinión pública mediante la creación de partidos políticos de izquierda y derecha que pasarán su tiempo peleándose, ya que esto me da la impresión de que hay “gobernabilidad”, y se están ocupando de mí. Acepto también toda clase de divisiones posibles, siempre que me permitan localizar un “enemigo” designado y focalizar mi enojo y frustración en él.

9) Estoy de acuerdo en que el poder de moldear la opinión pública esté en manos de especuladores no elegidos democráticamente y completamente libres de controlar a los gobiernos, porque estoy convencido de la buena utilización que ellos hacen de esto, además si sale en los “medios” debe ser verdad.

10) Acepto la idea de que la felicidad se reduce a la comodidad, el consumo, el sexo, y la libertad de poder satisfacer todos los deseos, porque eso es lo que la publicidad repite todo el día. Cuanto más infeliz me siento, más consumo: Así puedo cumplir mi papel en el sistema contribuyendo al buen funcionamiento de nuestra economía.

11) Estoy de acuerdo en que el valor de una persona se mida por el tamaño de su cuenta bancaria, y que se aprecie su utilidad en función de su productividad más bien que por su calidad y creatividad, y que se la excluya del sistema si no es productiva.

12) Estoy de acuerdo en que se pague generosamente a los jugadores de fútbol y a “gente del espectáculo”, y mucho menos a los maestros y a los médicos, encargados de la educación y la salud de las generaciones futuras.

13) Acepto que excluyamos (depositemos) a los “mayores” en lugar de beneficiarnos de sus experiencias y sabiduría, que como sabemos, en nuestra sociedad moderna y altamente evolucionada, eso no sirve de mucho.

14) Acepto que me presenten noticias negativas y aterradoras del mundo todos los días, así puedo apreciar lo normal de mi situación y la suerte que tengo de que a mi eso no me suceda. Sé que mantener el miedo en nuestra mente no sólo es normal sino que además puede ser beneficioso para nosotros.

15) Estoy de acuerdo en consumir alimentos tratados con hormonas, sustancias “químicas” y pesticidas sin que explícitamente me lo aclaren. Estoy de acuerdo en que los cultivos transgénicos se propaguen, permitiendo que los grandes monopolios (como el “pool” de siembra) se beneficien con patentes, jugosos dividendos y privilegios, manteniendo bajo su yugo a la agricultura mundial, y obviamente al pequeño y mediano productor.

16) Acepto que los bancos internacionales presten dinero a los países desfavorecidos (como Argentina) y que al no poder pagar los intereses usureros, no solo les de el derecho a intervenir en la política “interior” del país, sino además a quedarse con sus recursos.

17) Estoy de acuerdo en que las multinacionales no apliquen los avances sociales de los países “más desarrollados” en los países más pobres (como Argentina). Considerando que ya es “un regalo” que las personas puedan trabajar, aunque sea como esclavos, incluso está bien que se sirvan de las leyes existentes en estos países para que niños y mujeres trabajen en condiciones inhumanas y precarias. En nombre de los derechos del hombre y del ciudadano, no tenemos porque intervenir.

18) Estoy de acuerdo en que los políticos puedan ser gente de dudosa honradez e incluso corruptos. Que gocen de inmunidad, buena paga y de otros privilegios. Para el resto, está bien que no haya tolerancia ni privilegios.

19) Estoy de acuerdo en que las empresas farmacéuticas experimenten, especulen y vendan medicamentos, incluso si esto representa negociar con la salud de la población, y también que los fabricantes de alimentos vendan sus productos obsoletos o que usen sustancias cancerígenas que deberían estar prohibidas.

20) Acepto la búsqueda, a toda costa, del beneficio económico como el objetivo supremo de la humanidad, y la acumulación de riquezas como la realización de la vida humana.

21) Acepto la destrucción de los bosques, la virtual desaparición de los peces de los ríos y océanos. Acepto el aumento de la contaminación industrial y la propagación de venenos químicos y elementos radioactivos en la naturaleza. Acepto el uso de todo tipo de aditivos químicos en mi dieta porque estoy convencido de que si los ponen es por que son útiles y seguros, por otra parte, es lo que hacen “todos”.

22) Acepto esta situación, y admito que no puedo hacer nada para cambiarla o mejorarla.

23) Acepto ser tratado como ganado, porque de todas formas, creo que no valgo más que eso.

24) Estoy de acuerdo en no hacer preguntas, ignorar todo esto y no crear una oposición real, porque estoy muy ocupado con mi vida y mis preocupaciones. Acepto, incluso si no me lo piden, defender a muerte este contrato.

25) Por lo tanto, acepto, de plena conciencia, y por último, la triste matriz que ponen delante de mí, aunque esta me impida ver la realidad de las cosas. Sé que lo hacen por mi causa y la de todos, gracias.

Si estás en contra, todavía puedes poner en práctica los recursos de la amistad y el amor, la fraternidad y la responsabilidad compartida, pensar, diseñar, construir y ser atrevidos, sin miedo y sin dejarse abusar. Todo retraso nos acerca más a la nada.

Poesía porque sí

Por: María Elena Mittelman

QUIZÁS

Quizás  deba mostrar
un poco más de mi cansancio,
con una sonrisa
decir
no puedo,
y embarcada en mi nave de lejanía
y viento,
volver
a cruzar los túneles celestes  de mis ojos
hasta el punto de dolor y olvido
donde quedé cautiva,
enredada
en una curva de la infancia.


A la edad que tenemos,
hay que sumarle
el tiempo que nos arrebató la desmemoria.

Breves e infinitos años iniciales, 
herméticos a todo intento
de relato,
a la vez clave y misterio,
burbuja prehistórica
en la que dicen que fuimos
improbablemente felices.

A la edad que tenemos
es bueno saber si fue conquista o fue derrota
el tiempo que nos arrebatò la fantasía.

Somos ciudades de postguerra,
largamente doloridas e íntimas.
Pero al final del dolor,
en el sitio del recuerdo
sólo queda el recuerdo de una sombra.
Y las sombras son livianas
y  libres.


A la edad que tenemos
hay que devolverle
el tiempo que nos arrebataron  la condena y la culpa.

Porque los plazos prescriben
y  a esta vida sin caràtula
debiéramos quererla y abarcarla
en toda su extensión sobreseída. 
Debièramos ejercer el derecho al desapego,
que no es desamor,
Y perdonarnos.


A la edad que tenemos
hay que restarle
cada instante que podamos arrebatar a los lamentos.

A  cambio,
las manos estarán menos crispadas,
el cuerpo se dejará acunar por el sillón antiguo,
buscaremos la vieja taza azul
que nos acompañó en tantas esperas
exhalando aromas.
Y el tiempo será de limón y de canela.