domingo, 28 de agosto de 2011

Rincón Psi

¿Para qué consultar con un psicólogo/psicoanalista?

Existe un prejuicio que ha creado una enorme barrera frente a la consulta con un psicólogo/psicoanalista: “el psicólogo es para los locos”. Esto no es nuevo, por el contrario, se remonta a un tiempo donde se relacionaba de una forma oscura la psicología, la psiquiatría y el tratamiento de los enfermos mentales con los hospicios.  No se prestaba atención a la serie de padecimientos que hoy consideramos “sufrimiento psíquico o emocional” o “enfermedades psicosomáticas”.
Fue Sigmun Freud, un médico neurólogo vienés, quien a partir del año 1895 comenzó a llamar la atención sobre la importancia de escuchar de otra manera a los pacientes. Halló que los propios enfermos relacionaban su dolor físico, su imposibilidad de movimiento o su decaimiento generalizado con sucesos de su vida afectiva como desengaños amorosos o acontecimientos traumáticos como la larga enfermedad o muerte de un familiar.
A partir de estos hechos investigó y logró puntualizar dos cuestiones fundamentales en la comprensión de cómo se generan y como podrían tratarse las enfermedades físicas y el sufrimiento anímico:

 a- La gran intensidad con la cual la psique, palabra griega que en castellano significa alma, lo psíquico, influye sobre el cuerpo.
 b- La importancia de la palabra y el poder “mágico” que esta tiene sobre el ser humano.

Sobre el primer punto, como influye el alma sobre el cuerpo, podemos decir que en la vida cotidiana percibimos constantemente esta interacción, por ejemplo en cómo nos sentimos físicamente distintos si estamos tristes, enojados o felices. La risa o el llanto disparan reacciones diferentes en todos los sistemas corporales. Se modifica la expresión facial, el estado de tensión o relajación de los músculos voluntarios o involuntarios, la humedad o sequedad de la boca o los ojos, la respiración. Es sabido desde hace mucho (Freud lo decía ya en el año 1905) que el estado de tristeza permanente, de tipo depresivo, tiene efecto inmunosupresor y, al revés, los períodos de alegría y optimismo elevan los niveles de resistencia del sistema inmunológico.
Más aún, las expectativas optimistas o pesimistas respecto a la curación, la confianza en el médico tratante y el deseo de curación o por el contrario el deseo de abandono de la vida, influyen significativamente en el efecto de la medicación y de los tratamientos médicos. Respecto de la importancia de la palabra en la vida humana podemos agregar que muchos de los pacientes que le llegaron a Freud  habían sido tratados de simuladores o mentirosos por no responder a los tratamientos habituales de la época  Por ejemplo había mujeres que no podían mover el brazo y Freud se dio cuenta, gracias al trabajo analítico que allí mismo estaba creando, que lo afectado era la “idea” del  brazo que estas pacientes tenían, y que a su vez esta palabra (brazo) se conectaba inconscientemente a algún suceso o deseo que era insoportable para la conciencia de esa persona.
A partir de allí comenzó a elaborar las bases para entender el mecanismo en juego en el funcionamiento psíquico y a elaborar un método que permite procesar:
- experiencias traumáticas, - montos de angustia intolerables, - enfermedades físicas a repetición sin causas orgánicas que lo justifiquen, - miedos paralizantes, - ansiedad, - insatisfacción sin poder decir cuál es su causa, - frustración por no poder realizar lo que se desea aunque se conozca cuales son los pasos que se deberían seguir, - enojos permanentes y crítica intensa hacia los demás o hacia uno mismo, - imposibilidad de aceptar el fin de una relación afectiva  o de comenzar una nueva relación,  y muchos otros modos en que se expresa el malestar.
Lejos de ser para “los locos”, aunque estos también se benefician,  la terapia psicológica/psicoanalítica permite abrirse a pensar y sentir sobre las dificultades cotidianas que todos tenemos y nos impiden, simplemente, vivir más felices.

Lic. Héctor Frattini (psicólogo – psicoanalista) M.P. N° 19849 - Tel : 4374-3863
hectorfrattini@yahoo.com.ar

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