jueves, 26 de noviembre de 2009

Monserrat Cultural Nº 28

Imagen de tapa "De rojo", de Oscar Fortuna
www.grabadosyexlibris.blogspot.com

Editorial Diciembre 2009

De ella se dicen tantas cosas y en su nombre se hacen otras tantas, que a veces da vergüenza confesar que el corazón late con fuerza de solo pensarla, nombrarla… Sin embargo, ella no tiene la culpa, es solo una palabra más en la mandíbula feroz de esta enorme picadora de carne y sueños.
Etimológicamente, parece provenir de diversas raíces, de hecho tal vez no sea posible establecer quienes fueron los primeros en nombrarla. Pero existe en innumerables lenguas y habita en todos los cuerpos.
Aparece en la danza cotidiana de todas las cosas. Se percibe en el genio de los artistas y se contagia y expande como una plaga, como un hermoso secreto echado a rodar en miles de oídos.
Tras ella viajaron y viajan infinidad de navegantes, quienes han podido tocarla dicen que esa palabra tiene un sonido universal porque habla su propio idioma, ese que viene del corazón, el mismo que estalla de solo pensarla.
De la libertad, de ella hablamos.

Pájaros prohibidos

Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido, ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros. Didoskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso "por tener ideas ideológicas", recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel. Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos y el dibujo pasa. Didoskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:

¿Son naranjas? ¿qué frutos son?

La niña lo hace callar:

Ssshhhhh

Y en secreto le explica:

Bobo ¿no ves que son los ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.

Eduardo Galeano (1976) del libro "Días y noches de amor y de guerra"

El editor

Otra forma de festejar la na(vida)d

Compilado de textos de Hakim Bey y textos libres de www.argentina.indymedia.org

El Potlatch
El propósito principal del potlatch es por supuesto dar regalos. Cada jugador debería llegar con uno o más regalos y marcharse con uno o más regalos diferentes." "Los regalos deben ser hechos por los jugadores, no prefabricados.""Los regalos no tienen por qué ser objetos físicos. El regalo de un jugador podría ser música en vivo durante la cena, el de otro podría ser una actuación. Sin embargo, habría que recordar que en los potlatches amerindios se esperaba que los regalos fueran soberbios y aún ruinosos para quienes los daban." "Nuestro potlatch, sin embargo, es no-tradicional en el sentido de que, teóricamente, todos los jugadores ganan –todo el mundo da y recibe por igual. No se niega sin embargo que un jugador aburrido o tacaño perderá prestigio mientras que un jugador imaginativo y/o generoso ganará “nombre”. En un potlatch verdaderamente exitoso cada jugador será igualmente generoso de forma que todos los jugadores quedarán igualmente satisfechos. La incertidumbre del resultado añade un gusto de aleatoriedad al evento.
P otlach, una práctica antes que un concepto, un lenguaje perdido en la Historia, pero aun vivo en nuestros más bellos ritos: el sexo, el banquete y la embriaguez de la danza, "donde se ve que la dispersión no va hacia el sin sentido, sino que es una modalidad de encuentro con el sentido que pasa a través de la pérdida de centralidad del sujeto". Una economía ya no basada en la acumulación sino en el derroche, en el goce de lo producido. Las sociedades como la nuestra viven de la acumulación de lo que producen, vigilan este excedente de forma celosa. En cambio, cuando hablamos de Potlach nos referimos a los experimentos históricos basados en el gasto improductivo, donde el disfrute deviene general, en ellos nadie puede apropiarse de él, o para decirlo de otra manera, nadie puede privarnos de este goce.
Buscamos otras formas de pensar/hacer prácticas culturales que se diferencien del espectáculo de masas, y de las miradas reduccionistas y elitistas que piensan que la experiencia cultural es signo de la profesionalización de la propia vida en saberes específicos, aislados unos del otro. Pretendemos romper con una cultura separada de nuestra vida cotidiana, una cultura agotada, cosificada y mercantilizada en la cual no podemos reconocernos ni en sus movimientos más triviales.
El festival, este banquete llamado Potlach, es una forma de crear zonas autónomas, donde el exceso, la intensificación y el derroche generan una vida consumida en vivir en lugar de sobrevivir. Un espacio de ruptura en un contexto regido por la mercantilización de la cultura que no deja lugar al deseo y el don. Un espacio de intercambio de experiencias, saberes y prácticas comunes, entre personas y colectivos, resistiendo a la dispersión atomizante a la que estamos expuestos. Queremos encontrar una forma de producción diferente, colectiva, creativa, basada en el apoyo mutuo, entrelazada en una red difusa y diversa de grupos, organizaciones, colectivos e individuos.
Dar para ser. Sólo desde esta perspectiva podría explicar como una maestra, jaqueada por las dudas sobre la pertinencia de los contenidos que trasmite, constreñida a un presupuesto que la paraliza, frente a un aula famélica, cada mañana retoma su puesto y su porfía. Y así, da para ser, el que sostiene una olla popular, el que cura, el que consuela, el que calla en la tortura o el que lucha. Casi todos, cuanto más los despropiados, solidarios, impropios para la propiedad, dan para ser.
Proponemos un intercambio ligado a la pasión, fundamentado en la presencia de otras conciencias y en el placer de dar(nos), simultáneo a la satisfacción de recibir. Vivimos en un período de taquicardia, de discontinuidades rítmicas (trabajo-ocio, producción-consumo, etc.) que crean un sin sentido del cual nos apropiamos individualmente y reproducimos en forma incesante, necesitamos un sentido que haga saltar por el aire a todas las garantías que poseemos en busca de una subjetividad que permita reconocernos.
Este espacio es un simple laboratorio, un don que se da sin percibir sus límites, una práctica que derrochamos y que esperamos que se esparza como un virus, sin limitarse a espacios y tiempos de excepción. Solo en el dar podemos encontrarnos.

Sredni Vashtar

De: Saki
De: Saki

Conradín tenía diez años y, según la opinión profesional del médico, el niño no viviría cinco años más. Era un médico afable, ineficaz, poco se le tomaba en cuenta, pero su opinión estaba respaldada por la señora De Ropp, a quien debía tomarse en cuenta. La señora De Ropp, prima de Conradín, era su tutora, y representaba para él esos tres quintos del mundo que son necesarios, desagradables y reales; los otros dos quintos, en perpetuo antagonismo con aquéllos, estaban representados por él mismo y su imaginación. Conradín pensaba que no estaba lejos el día en que habría de sucumbir a la dominante presión de las cosas necesarias y cansadoras: las enfermedades, los cuidados excesivos y el interminable aburrimiento. Su imaginación, estimulada por la soledad, le impedía sucumbir.
La señora De Ropp, aun en los momentos de mayor franqueza, no hubiera admitido que no quería a Conradín, aunque tal vez habría podido darse cuenta de que al contrariarlo por su bien cumplía con un deber que no era particularmente penoso. Conradín la odiaba con desesperada sinceridad, que sabía disimular a la perfección. Los escasos placeres que podía procurarse acrecían con la perspectiva de disgustar a su parienta, que estaba excluida del reino de su imaginación por ser un objeto sucio, inadecuado.
En el triste jardín, vigilado por tantas ventanas prontas a abrirse para indicarle que no hiciera esto o aquello, o recordarle que era la hora de ingerir un remedio, Conradín hallaba pocos atractivos. Los escasos árboles frutales le estaban celosamente vedados, como si hubieran sido raros ejemplares de su especie crecidos en el desierto. Sin embargo, hubiera resultado difícil encontrar quien pagara diez chelines por su producción de todo el año. En un rincón, casi oculta por un arbusto, había una casilla de herramientas abandonada, y en su interior Conradín halló un refugio, algo que participaba de las diversas cualidades de un cuarto de juguetes y de una catedral. La había poblado de fantasmas familiares, algunos provenientes de la historia y otros de su imaginación; estaba también orgulloso de alojar dos huéspedes de carne y hueso. En un rincón vivía una gallina del Houdán, de ralo plumaje, a la que el niño prodigaba un cariño que casi no tenía otra salida. Más atrás, en la penumbra, había un cajón, dividido en dos compartimentos, uno de ellos con barrotes colocados uno muy cerca del otro. Allí se encontraba un gran hurón de los pantanos, que un amigo, dependiente de carnicería, introdujo de contrabando, con jaula y todo, a cambio de unas monedas de plata que guardó durante mucho tiempo. Conradín tenía mucho miedo de ese animal flexible, de afilados colmillos, que era, sin embargo, su tesoro más preciado. Su presencia en la casilla era motivo de una secreta y terrible felicidad, que debía ocultársele escrupulosamente a la Mujer, como solía llamar a su prima. Y un día, quién sabe cómo, imaginó para la bestia un nombre maravilloso, y a partir de entonces el hurón de los pantanos fue para Conradín un dios y una religión.
La Mujer se entregaba a la religión una vez por semana, en una iglesia de los alrededores, y obligaba a Conradín a que la acompañara, pero el servicio religioso significaba para el niño una traición a sus propias creencias. Pero todos los jueves, en el musgoso y oscuro silencio de la casilla, Conradín oficiaba un místico y elaborado rito ante el cajón de madera, santuario de Sredni Vashtar, el gran hurón. Ponía en el altar flores rojas cuando era la estación y moras escarlatas cuando era invierno, pues era un dios interesado especialmente en el aspecto impulsivo y feroz de las cosas; en cambio, la religión de la Mujer, por lo que podía observar Conradín, manifestaba la tendencia contraria.
En las grandes fiestas espolvoreaba el cajón con nuez moscada, pero era condición importante del rito que las nueces fueran robadas. Las fiestas eran variables y tenían por finalidad celebrar algún acontecimiento pasajero. En ocasión de un agudo dolor de muelas que padeció por tres días la señora De Ropp, Conradín prolongó los festivales durante todo ese tiempo, y llegó incluso a convencerse de que Sredni Vashtar era personalmente responsable del dolor. Si el malestar hubiera durado un día más, la nuez moscada se habría agotado.
La gallina del Houdán no participaba del culto de Sredni Vashtar. Conradín había dado por sentado que era anabaptista. No pretendía tener ni la más remota idea de lo que era ser anabaptista, pero tenía una íntima esperanza de que fuera algo audaz y no muy respetable. La señora De Ropp encarnaba para Conradín la odiosa imagen de la respetabilidad.
Al cabo de un tiempo, las permanencias de Conradín en la casilla despertaron la atención de su tutora.
-No le hará bien pasarse el día allí, con lo variable que es el tiempo -decidió repentinamente, y una mañana, a la hora del desayuno, anunció que había vendido la gallina del Houdán la noche anterior. Con sus ojos miopes atisbó a Conradín, esperando que manifestara odio y tristeza, que estaba ya preparada para contrarrestar con una retahíla de excelentes preceptos y razonamientos. Pero Conradín no dijo nada: no había nada que decir. Algo en esa cara impávida y blanca la tranquilizó momentáneamente. Esa tarde, a la hora del té, había tostadas: manjar que por lo general excluía con el pretexto de que haría daño a Conradín, y también porque hacerlas daba trabajo, mortal ofensa para la mujer de la clase media.
-Creí que te gustaban las tostadas -exclamó con aire ofendido al ver que no las había tocado.
-A veces -dijo Conradín.
Esa noche, en la casilla, hubo un cambio en el culto al dios cajón. Hasta entonces, Conradín no había hecho más que cantar sus oraciones: ahora pidió un favor.
-Una sola cosa te pido, Sredni Vashtar.
No especificó su pedido. Sredni Vashtar era un dios, y un dios nada lo ignora. Y ahogando un sollozo, mientras echaba una mirada al otro rincón vacío, Conradín regresó a ese otro mundo que detestaba.
Y todas las noches, en la acogedora oscuridad de su dormitorio, y todas las tardes, en la penumbra de la casilla, se elevó la amarga letanía de Conradín:
-Una sola cosa te pido, Sredni Vashtar.
La señora De Ropp notó que las visitas a la casilla no habían cesado, y un día llevó a cabo una inspección más completa.
-¿Qué guardas en ese cajón cerrado con llave? -le preguntó-. Supongo que son conejitos de la India. Haré que se los lleven a todos.
Conradín apretó los labios, pero la mujer registró su dormitorio hasta descubrir la llave, y luego se dirigió a la casilla para completar su descubrimiento. Era una tarde fría y Conradín había sido obligado a permanecer dentro de la casa. Desde la última ventana del comedor se divisaba entre los arbustos la casilla; detrás de esa ventana se instaló Conradín. Vio entrar a la mujer, y la imaginó después abriendo la puerta del cajón sagrado y examinando con sus ojos miopes el lecho de paja donde yacía su dios. Quizá tantearía la paja movida por su torpe impaciencia. Conradín articuló con fervor su plegaria por última vez. Pero sabía al rezar que no creía. La mujer aparecería de un momento a otro con esa sonrisa fruncida que él tanto detestaba, y dentro de una o dos horas el jardinero se llevaría a su dios prodigioso, no ya un dios, sino un simple hurón de color pardo, en un cajón. Y sabía que la Mujer terminaría como siempre por triunfar, y que sus persecuciones, su tiranía y su sabiduría superior irían venciéndolo poco a poco, hasta que a él ya nada le importara, y la opinión del médico se vería confirmada. Y como un desafío, comenzó a cantar en alta voz el himno de su ídolo amenazado:

Sredni Vashtar avanzó: Sus pensamientos eran pensamientos rojos y sus dientes eran blancos. Sus enemigos pidieron paz, pero él le trajo muerte. Sredni Vashtar el hermoso.

De pronto dejó de cantar y se acercó a la ventana.
La puerta de la casilla seguía entreabierta. Los minutos pasaban. Los minutos eran largos, pero pasaban. Miró a los estorninos que volaban y corrían por el césped; los contó una y otra vez, sin perder de vista la puerta. Una criada de expresión agria entró para preparar la mesa para el té. Conradín seguía esperando y vigilando. La esperanza gradualmente se deslizaba en su corazón, y ahora empezó a brillar una mirada de triunfo en sus ojos que antes sólo habían conocido la melancólica paciencia de la derrota. Con una exultación furtiva, volvió a gritar el peán de victoria y devastación. Sus ojos fueron recompensados: por la puerta salió un animal largo, bajo, amarillo y castaño, con ojos deslumbrados por la luz del crepúsculo y oscuras manchas mojadas en la piel de las mandíbulas y del cuello. Conradín se hincó de rodillas. El Gran Hurón de los Pantanos se dirigió al arroyuelo que estaba al extremo del jardín, bebió, cruzó un puentecito de madera y se perdió entre los arbustos. Ese fue el tránsito de Sredni Vashtar.
-Está servido el té -anunció la criada de expresión agria-. ¿Dónde está la señora?
-Fue hace un rato a la casilla -dijo Conradín.
Y mientras la criada salió en busca de la señora, Conradín sacó de un cajón del aparador el tenedor de las tostadas y se puso a tostar un pedazo de pan. Y mientras lo tostaba y lo untaba con mucha mantequilla, y mientras duraba el lento placer de comérselo, Conradín estuvo atento a los ruidos y silencios que llegaban en rápidos espasmos desde más allá de la puerta del comedor. El estúpido chillido de la criada, el coro de interrogantes clamores de los integrantes de la cocina que la acompañaba, los escurridizos pasos y las apresuradas embajadas en busca de ayuda exterior, y luego, después de una pausa, los asustados sollozos y los pasos arrastrados de quienes llevaban una carga pesada.
-¿Quién se lo dirá al pobre chico? ¡Yo no podría! -exclamó una voz chillona.
Y mientras discutían entre sí el asunto, Conradín se preparó otra tostada.

Entorno del Mito: El miedo al mar

Por: Clara Gorostiaga

Un antiguo proverbio latino decía: Alaba al mar pero quédate en la orilla. Eneas, Simbad y Odiseo fueron tres héroes antiguos que desafiaron las tormentas en busca de aventuras y nuevas tierras. Pero sus proezas eran consideradas por encima de toda normalidad.
En la Edad Media Dante coloca a Ulises en el Infierno por haberse atrevido a cruzar el Estrecho de Gibraltar: una acción que implicaba la soberbia de ir más allá del mundo conocido. Porque el mar siempre fue “lo otro” y “lo distinto”.
Por medio de las travesías marítimas llagaban las novedades, las noticias de modos de vivir diferentes. El mar fue durante milenios el símbolo del caos primordial; una masa informe que contenía fuerzas malignas, dragones y demonios. El mar era el adiós a la estabilidad cotidiana, a la conservación de las costumbres familiares, a la seguridad conocida. Simbolizaba la modificación del propio mundo.
Muchas veces el miedo al cambio fue causa de guerras y de ensañamiento. Las Guerras de Religión que asolaron el s.XVI en Europa tuvieron esa base; los protestantes denunciaban a la Iglesia Católica de haber trastocado la tradición antigua del cristianismo; los católicos salían en defensa de las instituciones inmutables de la Iglesia.
En un momento la conquista de los mares posibilitó a Europa el dominio del mundo; sin embargo sigue aferrada a su territorio y expulsa a los inmigrantes que llegan de las mismas tierras que un día sometió; ellos continúan simbolizando algo distinto.
Desde cierto punto de vista en el s.XXI los océanos ya no tienen más misterios; pero sigue vigente el miedo de lo que alguna vez fueron símbolo: la indefinición fluctuante del límite entre “lo mío” y “lo tuyo”; el temor “al otro”.

De Cronopios y de Famas

Por: Julio Cortázar (¡Gracias Julio!)

Viajes

Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades.
Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de "Alegría de los famas".
Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad". Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan.

El Rincón de la poesía

Selección de poema de: Cintio Vitier

Cola

Detrás de él va un niño
que lleva un suéter rojo
que va detrás de un viejo
que tiene un sombrerito,
detrás de una señora
con una saya azul,
que va detrás de un perro
que va detrás de un coro
de marineros rusos,
detrás de una muchacha
públicamente hermosa,
que va detrás de un ciego
detrás de su bastón,
que va detrás de un día
color de cornetín,
que va detrás de un ciervo
que se perdió en el bosque,
detrás de las Cabrillas
y de la Cruz del Sur,
que va detrás de un beso
detrás de una postal,
que va detrás de un manco,
de un cojo y de un ciempiés,
detrás de un apagón,
detrás de dos paraguas
que van detrás de Arthur
detrás de sus camellos
que van detrás de todo
con todas las banderas
las herramientas todas
y con soldados mil.
Yo voy detrás de usted.

Preguntas

(De Juan Gelman)

Ya que navegas por mi sangre
y conoces mis límites,
y me despiertas en la mitad del día
para acostarme en tu recuerdo
y eres furia de mi paciencia para mí,
dime qué diablos hago,
por qué te necesito,
quien eres, muda, sola, recorriéndome,
razón de mi pasión,
por qué quiero llenarte solamente de mí,
y abarcarte, acabarte,
mezclarme en tus cabellos
y eres única patria
contra las bestias del olvido.

martes, 27 de octubre de 2009

Monserrat Cultural Nº 26

Imagen de Tapa: "chica en el ojo", de Nadia Juschuk / nadiajuschuk@gmail.com / www.antenapurpurina.blogspot.com

Editorial

Estamos llegando a fin de año y el cansancio comienza a notarse. En Monserrat Cultural asumimos desde el primer número ofrecer contenidos culturales para todos los vecinos que sumaran nuevas ideas y aportes, y es por eso que desde octubre redoblamos la apuesta por la difusión cultural alternativa y le incorporamos un suplemento: Miralejos.
El nombre del suplemento hace referencia al libro “Un mago de Terramar”, de Ursula K. Le Guin, que narra las historias de un mago que va navegando de isla en isla tratando de reunir la magia perdida. La barca que lo llevaba a todos lados se llamaba Miralejos, y con ella logra recuperar la magia que se agotaba, entramando las historias y los mitos de cada pueblo y cada isla; sumando las voces de pastores y reyes, escuchando las verdades antiguas en el canto de los niños y la sabiduría perenne en la voz de mujeres y viejos. Así, gracias a Miralejos, el mago pudo escuchar cada voz y reunir cada sueño, idea e ilusión para hilvanar el tejido mágico que rompió la desesperanza y la ambición de los poderosos, anhelantes siempre de más a cualquier costo.
No pretendemos que nuestra pequeña barca de papel viaje tanto como la original Miralejos, pero sí esperamos que sirva para que por lo menos sostengamos los pocos vínculos entramados en los sueños y fantasías de cada uno; a los que nunca lograrán romper los que sostienen la vieja y gastada idea de “divide y reinarás”.
Y por eso, a pesar del cansancio, seguimos adelante: renovándonos, tratando de mejorar y ofrecer nuevas propuestas en cada número; buscando nuevas miradas y puntos de vista ante la monotonía y repetición constante de los medios masivos. Una esperanza, una alternativa; en fin: algo que nos permita ver un poquito más allá de nuestro ombligo, para mirar más lejos.

El editor

Microrelatos

Aleteo
Por: Alejandro Alonso

Apostaron al caos. Eran idealistas, poetas casi. Les tomó algunos años hacer que el aleteo de una mariposa en Hong Kong pudiera desatar una tormenta en Nueva York. Dos alas tenía la mariposa, dos partículas apareadas, ubicadas en las antípodas del planeta. Una tormenta: la bomba que arrasaría medio continente ni bien provocaran el inocuo cambio de spin.


El jinete hueco
Por: Pablo De Santis

Cuando era teniente del ejército patrio utilicé con frecuencia la estrategia de evitar un jinete al frente, para ver si estaba el enemigo. Como no quería que este peligroso ejercicio me hiciera perder hombres se me ocurrió reemplazar al jinete por un muñeco de trapo relleno con paja y sostenido con varillas de madera, al que dimos el nombre de Soldado Hueco.
En su primera misión, Hueco recibió algunos balazos. Como su presencia nos ayudó a salvar varias vidas, ordené que lo remendaran de inmediato para usarlo de nuevo.
Pronto nos acompañó en otras batallas, siempre en su puesto de vanguardia. Un gracioso prendió de su pecho una moneda a modo de medalla; no castigue la broma, porque creí que el muñeco bien se merecía algún honor. A la noche, en las charlas de los soldados alrededor del fuego, se hizo común oír el nombre del Sargento Hueco, a propósito de hazañas más o menos imaginarias.
Después de algunas heridas y una derrota que pesó más que las victorias anteriores, abandoné el ejercito y me dediqué al comercio de telas. Viajé por Holanda y por Italia para aprender las reglas del negocio, y regresé al cabo de años con telas baratas que vendí como si fueran las mejores.
En el tiempo que me dejaba el negocio, leía la historia de los años recientes; así me enteré de que Hueco fue nombrado General, que venció al enemigo en la batalla de Lema, que fue condecorado por esa victoria y que poco después cayó en una infame emboscada. Un testigo dice haber visto su cabeza en una pica; otro su cuerpo colgado. Sea como sea su cuerpo se perdió entre los escombros de la guerra. El escultor que debía hacer su estatua fúnebre todavía no ha conseguido una imagen del General Hueco, y el pedestal, con su nombre, instalado en un plaza, bajo un jacarandá, aún permanece vivo.


El Cáliz
Por: Oscar Fortuna

La copa escondía los secretos de la inmortalidad. Había cruzado un continente por llegar allí. La tenía en sus manos, lo meditó brevemente.
Le dio de beber a su caballo: lo necesitaba vivo para volver al templo y agradecerle a su dios por ser elegido.


Banquete rojo
Por: Oscar Fortuna
La fiesta avanzaba al ritmo de la música. Los tapices rojos ocultaban las paredes llenas de musgo, y la humedad producía una niebla espesa. Todos los comensales brindaron a la salud de los bailarines, ignorantes de la cena. Una gota de sangre bajaba de cada copa.

El Rincón de la poesía

Selección de poemas de Juan Gelman

Constancias

árboles y más árboles se agitan o despiertan y su
frescor abunda con la sangre es tu pelo de noche
hay albricias de ti pájaros suaves y tormentas sin
fin como tu cuerpo cuando cantan los gallos
y tiemblas y
la madrugada te revuelve los rostros

Costumbres

no es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morimos para morir
tenemos sed y
paciencias de animal

Fábricas del amor

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

Lo que cava

La sangre corcovea
en todos los rincones, en
el alma superior, en su orgullo,
en los perros con olor a furia.
El ser amado convierte
la humillación en asombro y vengo aquí
para decir que te amo. El domingo
del payaso prueba la desolación.
La emoción contra la pared
espera que la fusilen.
Nuestros cuerpos conocen esa pared.
Es una atadura del sol
que cava y cava.

El Rincón de la poesía

Selección de poema de: Cintio Vitier

Estamos


Estás
haciendo
cosas:
música,
chirimbolos de repuesto,
libros,
hospitales
pan,
días llenos de propósitos,
flotas,
vida,
con tan pocos materiales.
A veces
se diría
que no puedes llegar hasta mañana,
y de pronto
uno pregunta y sí,
hay cine,
apagones,
lámparas que resucitan,
calle mojada por la maravilla,
ojo del alba,
Juan
y cielo de regreso.
Hay cielo hacia delante.
Todo va saliendo más o menos
bien o mal o peor,
pero se llena el hueco,
se salta,
sigues,
estás haciendo
un esfuerzo conmovedor en tu pobreza,
pueblo mío,
y hasta horribles carnavales, y hasta
feas vidrieras, y hasta luna.
Repiten los programas,
no hay perfumes
(adoro esa repetición, ese perfume):
no hay, no hay, pero resulta que
hay.
Estás, quiero decir,
Estamos.

Caos

Por: Hakim Bey

Caos precede a todo principio de orden y entropía, no es ni Dios ni gusano, sus deseos insensatos abarcan y definen toda posible coreografía, todo éter y flogisto sin sentido; sus máscaras son cristalizaciones de su propia falta de rostro, como las nubes. Todo en la naturaleza es perfectamente real incluyendo la conciencia, no hay absolutamente nada de lo que preocuparse. No sólo se han roto las cadenas de la Ley, es que nunca existieron; los demonios nunca guardaron las estrellas, el Imperio jamás se fundó, a Eros nunca le creció la barba.
No, escucha, lo que ocurrió fue esto: te mintieron, te vendieron ideas sobre el bien y el mal, te hicieron desconfiar de tu cuerpo y te avergonzaron de tu profesión del caos, se inventaron palabras de asco por tu amor molecular, te mesmerizaron con su indiferencia, te aburrieron con la civilización y con todas sus roñosas emociones.
No hay devenir, ni revolución, ni lucha, ni sendero; tú ya eres el monarca de tu propia piel; tu inviolable libertad sólo espera completarse en el amor de otros monarcas: una política del sueño, urgente como el azul del cielo.
Despojarse de todos los derechos y dudas ilusorias de la historia exige la economía de una legendaria edad de piedra; chamanes y no curas, bardos y no señores, cazadores no policías, recolectores de pereza paleolítica, dulces como la sangre, van desnudos como un signo o pintados como pájaros, en equilibrio sobre la ola de la presencia explícita, sobre el ahora y siempre sin relojes.
Los agentes del caos dirigen candentes miradas a cualquiera que sea capaz de atestiguar su condición, su fiebre de lux et voluptas. Sólo estoy despierto en lo que amo y deseo hasta el punto del terror; todo lo demás no es sino mobiliario amortajado, anestesia cotidiana, cagadas mentales, aburrimiento subreptil de los regímenes totalitarios, censura banal y dolor inútil.
Los Avatares2 del caos hacen de espías, saboteadores criminales del amour fou, ni altruistas ni egoístas, accesibles como niños, con los modales de los bárbaros, excoriados de obsesiones, en el paro, sensualmente perturbados, ángeles-lobo, espejos de contemplación, ojos como flores, piratas de todo signo y sentido.
Aquí estamos arrastrándonos por las grietas entre las paredes de la iglesia estado escuela y fábrica, todos los monolitos paranoicos. Separados de la tribu por una nostalgia feraz escarbamos túneles tras las palabras perdidas, las bombas imaginarias.
El último acto posible es la que define la propia percepción, un cordón de oro invisible que nos conecta: baile ilegal en los pasillos del juzgado. Si hubiera de besarte aquí lo llamarían un acto de terrorismo; así es que llevémonos las pistolas a la cama y despertemos a la ciudad a medianoche como bandidos borrachos celebrando con andanadas, el mensaje del sabor del caos.

1En la antigua teoría química, el principio hipotético del fuego, del que todas las substancias inflamables estarían en parte compuestas.
2Del sánscrito, “descenso”, aplicado a la encarnación terrestre de alguna deidad.

Rincón de Proverbios

Aunque viajemos por todo el mundo para encontrar la belleza, debemos llevarla con nosotros para poder encontrarla.
Ralph W. Emerson (1803-82) Poeta y pensador estadounidense.

Aunque le arranques los pétalos, no quitarás su belleza a la flor.
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.

Una voz fuerte no puede competir con una voz clara, aunque esta sea un simple murmullo.
Confucio (551 AC-478 AC) Filósofo chino

lunes, 28 de septiembre de 2009

Monserrat Cultural Nº 25



Imagen de Tapa: "En el Umbral”, dibujo de Eric Cañete /
kahnehteh.blogspot.com

Editorial Octubre 2009

El gobierno de la ciudad de Buenos Aires sigue jugando al doble discurso. Mientras llena las pantallas y los diarios con la apertura de un polo tecnólogico en el hasta ahora olvidado sur de la ciudad, a espaldas -y con la complicidad de los medios- está desarrollando una política de desalojos compulsiva contra todos los espacios culturales alternativos que tiene la ciudad.
En este momento diesiciete espacios culturales donde funcionan merenderos, bachilleratos para adultos, escuelas de circo, danza, pintura, títeres, artesanías, música y muchas otras artes están bajo la amenaza de desalojo. Todos los espacios son autogestionados por los vecinos que ponen su trabajo y su amor a las artes para sostener la esperanza y la vitalidad de la creatividad de cada persona.
Así, mientras Macri se llena la boca (y los bolsillos) hablando de las mejoras en las escuelas -que están muy bien, pero nunca alcanzan-, sus acólitos se dedican a enviar órdenes de desalojo a espacios que fueron previamente cedidos por el mismo gobierno de la ciudad en administraciones previas.
Si cada uno de nosotros permite que el gobierno nos quite el poco espacio público que queda para desarrollar y descubrir las artes, ya no nos quedará más que estar encerrados en nuestras casas, llenándonos de miedo al otro, alienándonos, deshumanizándonos.
Si Macri y sus políticas de vaciamiento cultural avanzan no sólo se perderán los espaciosfísicos: también se disolverán las redes culturales que proponen alternativas al sistema político que basa su dominio en el miedo. No dejemos que el miedo nos gane, y luchemos por conservar los espacios culturales.

La cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento, que, en el curso de siglos, han permitido al hombre ser menos esclavizado.
André Malraux

La cultura es la sonrisa para todas las edades, puede estar en una madre, en un amigo o en la flor o quizás se refugie en las manos duras de un trabajador.
León Gieco

Es precisamente el contacto y la apertura lo que va construyendo la cultura y la identidad de los pueblos.
Alvaro Siza


El editor

De Cronopios y de Famas

Por: Julio Cortázar (¡Gracias Julio!)

La foto salió movida


Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.

El Rincón de la poesía

Por: Oscar Fortuna

Llueve
Miro la ventana
que hace de marco.
Paisaje de gotas.
Y recortando el fondo
de aromas de sueño
y truenos adormecidos
tu figura de ángel
sangra en mi pupila.

Nada
Ni cielos de infinitas estrellas,
ni rocío desaciéndose
en los fuegos del amanecer
ni aliento de hadas
sobre tu pecho.

La certidumbre pétrea
de saber que no estás solo
cuando todo tu ser
vibra en lo contrario.

Una fuerza que surge
del desgano te contrae
en el ruido y corta todo
con el filo del silencio.

Ausente de vos
por que ausente de ella
porqué ausente de vos.

Sesión de aire
Afuera hay luna llena
adento siempre menguante
una guitarra triste
me acaricia la nuca
y la endorfina
me alivia el eterno dolor
en mi espalda
(es la ausencia de las alas que nunca tuve.)

El Rincón de la poesía

Selección de poemas de Idea Vilariño

Buscamos...

Buscamos
cada noche
con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz
que arde y se nos escapa
en un gemido.

Comparación

Como en la playa virgen
dobla el viento
el leve junco verde
que dibuja
un delicado círculo en la arena
así en mí
tu recuerdo.

Cuando una boca suave boca dormida besa...

Cuando una boca suave boca dormida besa
como muriendo entonces,
a veces, cuando llega más allá de los labios
y los párpados caen colmados de deseo
tan silenciosamente como consiente el aire,
la piel con su sedosa tibieza pide noches
y la boca besada
en su inefable goce pide noches, también.
Ah, noches silenciosas, de oscuras lunas suaves,
noches largas, suntuosas, cruzadas de palomas,
en un aire hecho manos, amor, ternura dada,
noches como navíos...
Es entonces, en la alta pasión, cuando el que besa
sabe ah, demasiado, sin tregua, y ve que ahora
el mundo le deviene un milagro lejano,
que le abren los labios aún hondos estíos,
que su conciencia abdica,
que está por fin él mismo olvidado en el beso
y un viento apasionado le desnuda las sienes,
es entonces, al beso, que descienden los párpados,
y se estremece el aire con un dejo de vida,
y se estremece aún
lo que no es aire, el haz ardiente del cabello,
el terciopelo ahora de la voz, y, a veces,
la ilusión ya poblada de muertes en suspenso.

Una mañana en una escuela de Oventic, territorio autónomo zapatista del estado de Chiapas

“(...)Cumpliendo con un mes de clases regresan a sus casas y a convivir junto con su familia, o trabajar o lo que sea; y cumpliendo con los quince días, otra vez se regresa a clases. (...) Y cada día, pues, no es un acuerdo de nosotros, sino que es un acuerdo juntamente con todos los niños. Ellos dieron su propuesta sobre cómo organizar el plan del día. Y eso, desde el principio hemos tenido ese acuerdo. Que si necesitan esas actividades..., a qué hora se levantan... Y pues todos dijeron que se levantan muy temprano (...) a las 6hs de la mañana o a las 5:30hs de la mañana, se toca la señal de una campana o una alarma. Quiere decir que ya es la levantada para ir en el baño, para hacer sus necesidades. Tienen media hora para hacer todas sus necesidades, y de empacar todas las cobijas y de sus propios cuartos. Y a las 6hs. en punto se toca otra señal, y quiere decir que es la hora de formación en el campo. Y si es el día lunes, pues hacemos ejercicios. (...) Y todos a correr en el campo, hacer todo lo que se deba hacer, a correr todo. Lo que más les gusta es los saltos de altura, saltos del tigre, así formados saltar y mancharse de lodo. (...) Y todos a las 7hs. al río a bañarse, a nadar y enjuagarse. (...) Y después entran en el desayuno, pero también se hace por turno. Primero pasan las compañeras y después los compañeros y el día siguiente pasan los compañeros y después las compañeras. Eso es para tener la igualdad. Y después (...) pues ya se toca otra señal para la clase, a las 8:15hs, que es el inicio de las clases diarias hasta las 12hs del día, que tenemos 30 minutos para pozol (maíz molido disuelto en agua) o receso para enfriarse.”

Fragmento de una entrevista realizada a Amos, encargado del Sistema Educativo Autónomo Zapatista de Liberación Nacional

Un porqué del funcionamiento de las cosas

Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en el centro de ella, una escalera, y sobre ésta una cierta cantidad de plátanos.
Cuando un mono subía la escalera para agarrar los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo, esto se hacía repetitivamente cada vez que algún mono subía por la escalera y así los monos que quedaban en tierra lo golpeaban al bajar.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación por aquellos plátanos. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos.
La primera cosa que hizo fue subir por la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes lo golpearon.
Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.
Un segundo mono fue remplazado, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó activamente de la paliza al novato; a los días un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho y así el cuarto y finalmente el último de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron entonces con un grupo de cinco monos que aún cuando nunca habían recibido un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a los plátanos.
Los monos nuevos seguían haciendo lo mismo que los anteriores; y si pudiéramos preguntarle a alguno de ellos ¿porqué hacen lo que hacen? tal vez la respuesta sería:
“No sé, las cosas aquí siempre se han hecho así”

MICRORRELATOS

La playa
Por: Oscar Fortuna

Era verano y el frío agarrotaba la superficie como casi siempre; el sol pegaba en la cara y dolía; el reflejo contra la nieve me cegaba y oscurecía mi humor, en lo que era mi único día de descanso.
Hacía poco que habían sacado la veda invernal; por fin luego de tantos años las aguas habían comenzado a bajar y el planeta estaba reparando él solo lo que nosotros le habíamos hecho. Por fin habíamos recuperado el norte y el sur en las brújulas, pero esta vez sin polos de hielo. De eso hace ya tanto tiempo, que pocos lo recuerdan... y tratan de olvidarlo.
Pero ahora las cosas mejoran y por fin puedo sacarme este traje pegajoso y sentir el aire lastimando mi piel. Dicen que si estás más de media hora te congelas, pero vale la pena arriesgarse por sentir el viento acariciando nuestros famélicos cuerpos.
Toda la infraestructura donde me encuentro estaba pensada para crear una atmósfera de playa, pero nadie cree ya en eso. Nadie se mete al agua, es demasiado peligroso hacerlo luego de la gran guerra biológica; y casi todos nos limitábamos a estar parados con los brazos extendidos abrazando al viento. Qué sensación sublime esta; es lo único que me hace sentir vivo. Por eso al final me decidí, y ahora sé que voy a quedar como muchos otros abrasados por el aire gélido, clavado mi cuerpo para siempre en esta playa de muerte, mientras mi alma por fin libre se va con el viento.

Encuentro con el verdugo
Por: Pablo de Santis

Tuve que viajar por motivos de trabajo a una ciudad del norte. Llegué a la caída del sol y caminé en busca de alojamiento. En todas partes me decían lo mismo: no había lugar para mí. Entré en la calle más angosta y oscura de la ciudad, confiado en que nadie más que yo buscaría una habitación entre aquellas paredes. La dueña de una de aquellas cuevas miró con su único ojo mis monedas y aceptó darme una habitación. El precio fue alto.
- El único inconveniente es que tiene que compartirla.
No me importó: Había dormido con las peores compañías. Me tendí en un catre de madera, junto a la ventana. En el fondo de la habitación, en una cama de madera, alguien dormía.
Al despertar encontré, al pie del catre, a un hombre gigantesco. Había empezado a hablar antes de que abriera los ojos.
- Los dos somos forasteros. Este no es un buen sitio para forasteros.
Me contó el largo viaje que lo había llevado hasta allí. Lo escuché con paciencia. Después de su relato dijo:
- No sabes quién soy, sino no hubieras hablado conmigo. Soy el verdugo.
Esperaba que me alejara de un salto.
- Un oficio como cualquiera- dije.
- Aquí nadie me habla.
Buscó entre sus cosas una varilla de madera, atada a una correa de cuero.
- Cuando voy al mercado tengo que señalar los alimentos con esta vara. Nadie quiere comer una manzana que ha sido tocada por la mano del verdugo.
- Veo que es un pueblo de gente ignorante y supersticiosa- dije con desgano.
- Vienes de afuera y dices no creer en estas cosas. ¿Pero acaso serías capaz de darme la mano?
Me tendió una enorme mano roja, llena de cicatrices: heridas y marcas dibujadas por el roce de las sogas y el filo de las hachas.
Apreté su mano, menos fría que la mía.
- Es la primera vez que alguien le tiende la mano al verdugo. ¿Quién eres, que no le tienes miedo a nada?
- Soy el nuevo verdugo- respondí-. He venido a reemplazarte.

La salvación
Por: Adolfo Bioy Casares

Esta es una historia de tiempos y de reinos pretéritos. El escultor paseaba con el tirano por los jardines del palacio. Más allá del laberinto para los extranjeros ilustres, en el extremo de la alameda de los filósofos decapitados, el escultor presentó su última obra: una náyade que era una fuente. Mientras abundaba en explicaciones técnicas y disfrutaba de la embriaguez del triunfo, el artista advirtió en el hermoso rostro de su protector una sombra amenazadora. Comprendió la causa. "¿Cómo un ser tan ínfimo" -sin duda estaba pensando el tirano- "es capaz de lo que yo, pastor de pueblos, soy incapaz?" Entonces un pájaro, que bebía en la fuente, huyó alborozado por el aire y el escultor discurrió la idea que lo salvaría. "Por humildes que sean" -dijo indicando al pájaro- "hay que reconocer que vuelan mejor que nosotros".

Rincón de Proverbios

Un camino, si no lo andas, nunca llegas; un terreno, si nunca lo cultivas, nunca da frutos; un negocio, si no lo atiendes, nunca prospera. Un hombre, si nunca se educa, nunca progresa. Un trabajo, si nunca lo empiezas, nunca lo aprendes. Un libro, si no lo aplicas, nunca lo entiendes.

Proverbio Chino

La paciencia en un momento de enojo evitará cien días de dolor.

Proverbio Tibetano

Comunas de la Ciudad, una deuda pendiente

¿Sabías que en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires están reglamentadas las comunas de la ciudad?
En las Comunas cada vecino puede participar de forma directa y decidir sobre el presupuesto y las acciones a realizar para mejorar la calidad de vida en cada barrio.
Sin embargo el gobierno PRO de la ciudad no cumple con la ley de comunas y deja sin poder de decisión a los vecinos. Por ello el 20 de Octubre a las 15 hs. los vecinos de Monserrat se autoconvocan para marchar a la legislatura de la ciudad para que las comunas comiencen a funcionar.
Si te interesa conocer más, todos los viernes a las 19 hs. los vecinos se reúnen en la Biblioteca Centenera, ubicada en Venezuela 1538. Todos están invitados a sumarse a este proyecto de Democracia Participativa.

Microrelatos

Por: Oscar Fortuna

Pachamama
Dos paisanos discutían cuál de ellos tenía las mejores viñas; para zanjar la cuestión invitaron al chamán a catar las uvas. El brujo pasó un día bebiendo vinos de uno y otro. Por la noche se fue feliz cantando: “no pretendas hacer tuyo lo que es de la madre tierra”.

Llanto
Oztlo, dios del fuego, se enamoró de Yume, la más bella de toda la comarca. Envestido como un gentilhombre, Oztlo se apareció a la joven para cortejarla, pero Yume no cedió a la pasión del dios ni tras sus más tiernos ruegos.
Oztlo derramó lágrimas de vino para olvidar.

sábado, 29 de agosto de 2009

Monserrat Cultural Nº 24



Imagen de Tapa: "Mariposas Mentales”, dibujo de Eric Cañete /
kahnehteh.blogspot.com

Editorial Septiembre 2009

El mundo sigue girando. De a ratos parece que todo se va a terminar, y la angustia recorre la cara de cada persona. Y de a ratos parece que no pasa nada, y solo se discuten cosas sin importancia, o ni siquiera se discute... En fin, van aqui dos citas que para mí representan algo de lo que está sucediendo en lo cotidiano:


«Panem et circenses» («Pan y circo») (literalmente, «pan y juegos del circo») es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.
La frase fue creada en el siglo I por el poeta romano Juvenal y se encuentra en su Sátira X (81). En su origen describía la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo y entradas para los juegos circenses (carreras de carretas y otros) como forma de mantener al pueblo distraído de la política.
Julio César mandaba distribuir el trigo gratuitamente, o venderlo muy barato, a los más pobres, unos 200.000 beneficiarios. Tres siglos más tarde, Aureliano continuaría la costumbre repartiendo a 300.000 personas dos panes gratuitos por día.
Equivale en la actualidad a «pan y toros», «pan y fútbol», «pan y diversión», etc.

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Incendio en el cuerpo de bomberos
Por: Daniel Moyano

El incendio que se declaró en el Cuerpo de Bomberos no pudo ser sofocado debido a que al personal, que no tenía experiencia de un hecho semejante, le pareció que aunque tenían el fuego ante los ojos, éste era imposible en razón de la naturaleza del Cuerpo y de su función.
Entonces, mientras la alarma sonaba enloquecida, se quedaron de brazos cruzados hasta ser consumidos por llamas gigantescas.
La no existencia, por definición, de bomberos para bomberos, favoreció notablemente el desarrollo del evento.

El editor

MICRORRELATOS

Hormiga
Por: Marco Denevi


Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de identificarlo con el Gran Universo.
Pero cierta vez una hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue una luz lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya clausura se ha desmoronado. Con el corazón palpitante, la hormiga sale a la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas, yemas, brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus instintos despiertan bruscamente. Se abalanza sobre las plantas y empieza a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose, decide volver al Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas, trata de explicarles lo que ha visto, grita:

“Arriba...luz...jardín...hojas...verde...flores...”

Las demás hormigas no comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante, creen que la hormiga ha enloquecido y la matan.

(Escrito por Pavel Vodnik un día antes de suicidarse. El texto de la fábula apareció en el número 12 de la revista Szpilki y le valió a su director, Jerzy Kott, una multa de cien znacks.)

La primera respuesta
Por: Oscar Fortuna

Ya atardecía y el viento comenzaba a amainar transformándose en una suave brisa. Los árboles se tornasolaban con los últimos destellos del sol mientras frenaba la bicicleta para llegar al final de mi camino. La mochila ya no me pesaba luego de haberla llevado conmigo tanto tiempo; mis músculos ya no respondían luego de pedalear diez horas sin parar. Sí, sé que suena a locura, pero recién ante la desesperación un hombre descubre a qué extremos puede llegar, y éste fue mi caso.
Me había recibido de filósofo hacía dos años solo para encontrar las respuestas a preguntas que en teoría no tenían respuesta, y luego de insomnes meses encerrado en bibliotecas secretas de gente ya sin nombre, encontré por fin una respuesta a una pregunta. ¡Era tan sencillo! Como todo conocimiento revelado y comprendido, la respuesta era tan simple que me daba bronca no haberme dado cuenta antes.
Tardé una semana en preparar todo, y luego de desarrollar varias hipótesis y conjeturas llegué a ubicar el lugar en un mapa del año 1567. Claro que la ubicación no era exacta, pero con paciencia y algo de suerte lo encontraría.
Y ahora estoy aquí, a dos pasos de la abertura que unos de los astrónomos de Pachacutec dibujó en el lado vedado de la piedra solar. El sol está en posición y debo entrar. Hago un esfuerzo enorme por deslizarme hacia el otro lado, la ropa se me rasga y las heridas provocadas por el filo de la roca hacen que mi sangre se escape, siento como si la sangre se quisiera ir de mi cuerpo. Los ojos me laten y comienzo a ver figuras extrañas dibujadas en la roca del pasadizo: signos que no conozco, pero que me hacen recordar algo muy dentro mío, como un aullido que siempre tuve apresado y que de repente surge incontenible. Grito llegando al límite del dolor, y por fin logro atravesar el portal. Veo agua manando de la roca. El paisaje no es diferente del exterior, quizá algo más fresco. Esperaba encontrar inscripciones o un altar, pero no hay nada.
La caverna es apenas iluminada por un haz de luz que proviene de una abertura tallada hace miles de años quién sabe si por magos o maestros de la tribu. El destello dorado señala un pequeño hueco de donde sale un hilo de agua; y seguro de que comprobaré mi teoría, bebo. No siento nada, y es raro porque esperaba sentir algo raro, diferente, pero... ¡Ey! ¡No siento mi cuerpo! Y todo a mi alrededor comienza a desvanecerse... Oh, Dios, Oh, Dios, me alejo de la tierra, del sol... veo galaxias y mares de estrellas; luces me penetran a pesar de no sentirme sustancia, veo el universo, pero no, veo MÁS, mi esencia fundida con TODO, TODO, TODO, OH, DIOS, no sé si agradecerte u olvidarte. Me has dejado sin preguntas.

Consejos para mantener un estanque

Por: Daniel Rozenberg (director de paisajismo y diseño)

El estanque es una extensión de agua artificial construida para proveer al riego, criar peces, o con fines meramente ornamentales. Su espacio ofrece un contacto con la energía natural que nos rodea, y nos invita a relajarnos por un momento haciendo un stop en el vértigo de la ciudad.
En cada estanque hay vida natural y un ciclo biológico en constante desarrollo entre peces, plantas, animales e insectos que dejan sus huevos, que a su vez sirven de comida a los habitantes del estanque. Este ciclo vital se cumple de forma natural sin intervención humana, por lo que basta con aportar el espacio necesario y mantener la limpieza para que el estanque sea biológicamente estable.
Por este motivo es nuestra responsabilidad no dejar aguas estancadas y mantener su limpieza. Una vez limpio podemos estar tranquilos de que no se generarán focos infecciosos ni mosquitos que puedan contagiar enfermedades. De esta forma podemos disfrutar de nuestros peces, y de la armonía que genera un espacio natural como lo es un estanque.


Por consultas: www.decorpez.com.ar

De Cronopios y de Famas

Por: Julio Cortázar (¡Gracias Julio!)

El canto de los cronopios

Cuando los cronopios cantan sus canciones preferidas, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta la cuenta de los días.
Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.

El Rincón de la poesía

Por: Oscar Fortuna

Límites y movimientos de la esperanza

Magnitud que penetra
y sopla en la niebla,
el movimiento circular
se pierde en la madera;
la cuña dibuja
los signos sin sentido
de un código incierto:
el futuro se margina
en las curvas de tu cuerpo.


pintando un paisaje imaginario de la soledad

Nada
otravez el aire se deshace
y las brasas se oscurecen en humo
con el viento del sur ululando
y que penetra en mi alma
tan acostumbrada a la gélida soledad
de este paraje lleno de huecos
lleno de hojas verdes y rojas y amarillas;
un fogón en el medio de la cueva
y el ermitaño sigue en la montaña
tan arriba y nadie sube hasta allá.

Ahora quiero sentarme bajo una lenga
mirando hacia el canal pintado de crepúsculo,
y que el viento se lleve las lágrimas
que acá no puedo derramar.

[amarga y pacífica soledad.]


lima de arena

La inclemencia del tiempo,
lluvia de horas que arrugan mi tez
mientras el corazón enronquece
de aullar a una luna
que todo el tiempo cambia de cara

ninguna fase quiere permanecer
en el cielo que yo les muestro
y ningún fulgor alcanza a anclarse
en el fondo de este mar de arena.

martes, 28 de julio de 2009

Monserrat Cultural Nº 23


Imagen de Tapa: "Chelo”, dibujo de Eric Cañete / kahnehteh.blogspot.com

Editorial

Esta vez los invito a leer y responderse las preguntas que nos plantea en este texto Eduardo Galeano:

“Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?
¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?
Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.
Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina 3 millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren 15 niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?
¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?
¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.
Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo? ¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.”
El editor

Los miedos

Por: Germán


Primero soltaron las hienas. Se metieron hasta la intimidad, mientras jadeaban, para negarnos todo, para apropiarse de los restos de vidas destrozadas y entregar la sangre de las víctimas al deleite de los rapaces que se lanzaron gozosos a completar la carnicería. A las hienas todos las podemos reconocer y hoy, parece, supimos cortarles el paso. Muchos todavía se protegen de ellas, adobándose con composiciones hediondas para no asumir ningún compromiso. Los rapaces siguen comiendo lo que podamos producir y esa barbaridad todavía es la herencia.
Después vinieron los perros y los osos a augurar peligros absurdos, que no nos incumben, para que confiemos sólo en lo idéntico y todo lo demás sea amenaza. Cualquiera puede lastimar o saquear. Había que recluirse en el núcleo y mirar cómo atrás de las rejas las amenazas se multiplicaban en todas esas caras irreconocibles que en su miedo también se recluían en su identidad. Cada uno se protegió en su ghetto, algunos multitudinarios, unidos por el espanto, otros disgregados, acovachados, dispuestos a dejar de dormir con tal de seguir sintiendo el agrio presagio de la fatalidad.
Y por otro lado, despacito, nos metieron un par de virus.
Uno que nos hace desconfiar de los desconocidos, pero también de los cercanos para la intimidad, y nos quisieron convencer de que todo no se puede, que hay que ser austero con la entrega porque todo conlleva peligro. Sobrevivimos con algunos traumas, con desconfianza íntima, pero vitales. Algunos promiscuos, dicen, otros ascetas.
Ahora vino otro bicho, que ataca por cualquier lado y del que nunca estamos a salvo. Se lo mira fijo y crece –y nos bombardean con su imagen, porque así se lo riega-, siempre como amenaza, abarcándolo todo, cualquiera puede traerlo y sugieren que nos aislemos, que desconfiemos y que cuidemos a los demás porque también nosotros podemos tenerlo adentro. Hay que ser responsable y hay que ser miedoso, todo para explicar que no hay que salir. Hay que ser cuidadoso con los íntimos y temer también de ellos, y desconfiar, en silencio, de lo propio. No hay precaución que garantice protección, y con tal de mostrar el desprecio que genera cualquier extraño, unos cuantos se ponen barbijos con carteles de neón que sostienen que todos somos despreciables. La paranoia y el consumo constituyen las paredes del reducto que se instala, donde apenas cabe uno, pero nunca es suficiente. Hay que evitar las palabras, la cercanía, los roces, el intercambio, confiar es exponerse. El miedo es el cupón de entrada a una existencia falaz donde se es espectador de todas las limitaciones que se le imponen a la vida hermosa que podemos tener si nos animamos a compartir.
Sin los demás todo es irreversible y la vida es una experiencia diminuta.
En las sonrisas y los abrazos, en los besos, sobrevive la pureza de dar cariño sin especular al poner el cuerpo. Antes de ser expulsados del paraíso, el sol amanecía cada día invitando a acariñar, que después se fue reemplazando por acciones menos comprometidas, hasta que los hombres dejaron de concebir que el afecto se transmite mejor con el cuerpo y que es así como se multiplica al amor.
En el baile, la armonía del intercambio muestra lo absurdo que sería aislarse para tener una vida de experiencias desfloradas.
Para ir destruyendo, con humildad, toda esa porquería que decía que el silencio era salud, y hoy dice que el asilamiento, el mutismo voluntario, es la salud de lo inexplicable -algunos sí y otros no, pocos mucho y muchos poco (y avanzan para que lo poco cada vez esté más acorralado contra la nada)-, convoca el esfuerzo en la calle, trenzados por los brazos, donde el grito de la vida devuelve la confianza en los otros, para estar dedicados a que el presente sea un tiempo cada vez mejor, más fértil y más libre, garantizado porque con los demás, en la lucha, se aprende y se hace lo fundamental para crecer.
Fuente: www.kolgados.com.ar

MICRORRELATOS

El nuevo arte
Por: Oscar Fortuna

Caminaba por la senda de piedra, de seguro tendría muchos años, tantos como para ser una de las rutas romanas de la era imperial; pero no era mi intención llegar a Roma, lo único que debía hacer era cumplir con el encargo de mi señor el alquimista Bacon, quien estaba perfeccionando un nuevo arte, según lo que me había confesado. Yo era su más querido ayudante, cuidaba de alimentarlo y recordarle descansar, ya que él siempre estaba demasiado concentrado en su taller mezclando pócimas y creando cosas de nombres indecibles. Últimamente podía verlo pintar y repintar una tela a la luz del sol mientras mezclaba los colores con una preocupación inusitada; siempre era así cuando estaba atrás de un gran descubrimiento, y esperaba llegar a tiempo de mi recado para ver el nuevo hallazgo.
Ese día el sol le daba un color especial a todo, su luz llenaba de vida el paisaje, los árboles al borde del camino parecían pintados con los tonos más hermosos de verdes, dorados y rojos; el cielo de un azul intenso era recortado por nubes arreboladas por el sol, y el lago... ¿qué decir del lago? superficie lisa y calma como esa no debería de existir otra. Todo era tan armonioso en aquel rincón, que decidí tomar un descanso en la orilla de ese azul intenso.
Recorrí una estrecha senda hasta llegar al agua, la sed surgió en mí ante la visión de ese espejo líquido. Me arrodillé buscando mi reflejo en aquel fabuloso paisaje, pero en vez de ver mi rostro encontré a Bacon mirándome del otro lado del agua, y ante mi cara desfigurada por la sorpresa y el miedo lo escuché decir: _ ¿Te gusta mi nueva creación, querido Leonardo?, se llama pintura viva, y agradéceme porque podrás disfrutar toda la eternidad dentro de este hermoso cuadro.

El Rincón de la poesía

No me conformo

No me conformo,
con lo burdo y pueril
que en mi contorno,
trata de aprisionarme a su manera.-
YO! me rebelo,
porque mi vida entera,
es un cúmulo febril y alucinante,
tratando de encontrar a cada instante,
el logro de una meta verdadera.-
No bajaré la guardia mientras pueda,
no quebraré los sueños que me alientan,
y entre la mediocridad que me rodea,
levantaré mi brazo cual bandera.-

Y azotarán los vientos,
y miraré mi tierra,
y contendré el sollozo,
y callaré mi pena,
y gallardo, tenaz, ennoblecido...
emergeré TRIUNFAL ! de las tinieblas.

Jorge Fugilio Lavini

habito
un negro laberinto sin extremos
aguardando en silencio
el zarpazo de los conjurados
que los colmillos brillen
que las bestias encuentren su presa

a lo lejos
hombres aúllan
como lobos hambrientos

tengo hambre
¿que esclavo proveerá la carne
para el sacrificio?

aguardo
confiada en el filo de mis uñas
untada de pez
enfrentando con altivez
la mirada del minotaruro

Eva Durán

Un tesoro escondido en Monserrat

La mayor biblioteca de manga de la Argentina está en nuestro barrio.

Dentro del círculo de los fanáticos de los mangas, circula desde hace tiempo un rumor…..
Entre las comiquerías y las webs especializadas en manga y animé se comenta la existencia de una enorme biblioteca de mangas japoneses en su idioma original, importados directamente para el deleite y lectura de los coleccionistas del manda en nuestro país, y lo mejor de todo: mientras se saborea un buen té o alguna comida tradicional japonesa hecha por artesanos.
Cualquiera puede pasar horas y horas contemplando y estudiando este fantástico mundo que son los mangas. Con solo una consumición -como se estila en los famosos MANGA-KISSA (tradicionales casas de té con mangas) se puede acceder a leer o intentar leer la colección de Furaibo, la casa de té que posee este tesoro oculto.
El dueño de Furaibo es un monje budista fanático de los mangas, y reunió sus dos pasiones en su casa de té, donde instaló un templo budista en pleno corazón de Buenos Aires (donde se recrea el ambiente de los antiguos templos budistas del Japón , difundiendo la enseñanza de la paz interior mediante charlas gratuitas sobre budismo y la celebración de sus ceremonias) y ofrece a sus visitantes el privilegio de disfrutar de la manga-teca (biblioteca de mangas) más grande del país, con más de 2000 mangas de toda temática y estilo. En sus instalaciones se pueden conocer todos los estilos de mangas mientras se saborean los famosos ramen, gyozas y tonkatsus… Una tentación que ningún fanático de los mangas puede dejar pasar.

Furaibo se encuentra en la calle Alsina 429,
y se puede consultar para su visita
al 4334-3440 o en la web: www.furaiboba.com.ar

domingo, 28 de junio de 2009

Monserrat Cultural Nº 22


[Imagen de Tapa: "Reina de la Flora”, dibujo de Eric Cañete / kahnehteh.blogspot.com ]

Editorial de Julio

El planeta Tierra, en el que vivimos, se puede ver como la “cosmonave” en la que todos los humanos estamos embarcados y vamos de viaje por el universo. Es una imagen poética, pero también es real. Vamos cruzando el universo, y nuestra nave está cada vez más averiada, y somos nosotros quienes la vamos corroyendo día a día. Es la única nave, no tenemos otra, ni siquiera hay un bote salvavidas... y sin embargo seguimos haciendo un uso irresponsable y despreocupado de nuestro entorno como si fuera inagotable.
Un dicho de los habitantes originarios de América dice:
"Cuando el último árbol haya sido talado, cuando el último río haya sido contaminado, cuando el último pez haya sido pescado, recién el hombre se dará cuenta que no puede comer su dinero"
¿Cuánto más podrá seguir la nave? Si nosotros, sus habitantes y pasajeros no cambiamos nuestro modo de vida, utilizando energías renovables, naturales y autosustentables como el sol, el viento y el agua; y reutilizando y reciclando los mismos materiales con los que ya contamos -estos son ejemplos, pero hay muchos más- a la Tierra le queda poco tiempo con nosotros a bordo. Y ella nos lo está haciendo saber: calentamiento global, tsunamis, inundaciones, terremotos y sequías, cambios extremos de temperatura y pandemias... ¿qué más tiene que ocurrir para que entendamos que la “crisis mundial” no es solo el derrumbamiento del capitalismo y la timba financiera de unos pocos?
Ojalá el hombre sea capaz de salvar al hombre.

¿A quién le puedo preguntar
qué vine a hacer en este mundo?
¿Por qué me muevo sin querer,
por qué no puedo estar inmóvil?
¿Por qué voy rodando sin ruedas,
volando sin alas ni plumas?

Pablo Neruda, El libro de las preguntas


El editor

El entorno del mito: Frodo y Golum

Por: Clara Gorostiaga

“En un agujero de la tierra vivía un hobbit”: así comienza la saga de ”El Señor de los Anillos”. De entre la multitud de personajes, el eje de la historia de Tolkien pasa por dos de ellos, muy pequeños.
Frodo, el héroe, era petiso, mofletudo, amante de la buena mesa, el tabaco y la comodidad. Su oponente, Golum, encerraba dentro del cuerpo menguado un alma narcisista, rencorosa y sedienta de poder. En medio del fragor de las batallas y de espléndidos guerreros, hay un drama oculto: la oposición tenaz entre estos dos seres diminutos.
Golum fue alguna vez poseedor de un anillo poderoso que el destino llevó luego a manos de Frodo. Éste lo recibió contra su voluntad y heredó también, como una pesadilla, la misión de destruirlo.
En un tiempo remoto, un hobbit le había robado el anillo a Golum y estuvo a punto de matarlo. Era consciente del peligro que significaba dejarlo vivo porque tarde o temprano lo buscaría para llenarse de poder o entregarlo a alguien peor que él. Sin embargo le tuvo lástima y lo dejó ir. Quienes conocían este hecho pensaban que su actitud había sido un acto de nobleza bastante insensato. Sólo en el desenlace de la obra se hace patente que fue, además, un acto sabio.
El anillo quedó en manos de los hobbits y así es como Frodo tuvo que cargar con él. Además de su poder inconmensurable, el anillo provocaba en su poseedor un ansia creciente de ser su dueño para siempre. Ésta era su maldición. La necesidad de aniquilarlo residía en que había sido forjado para lograr el dominio de las fuerzas oscuras sobre el mundo.
Frodo caminó durante un año hacia el único lugar capaz de destruir el anillo: una inmensa grieta en lo alto de las montañas. Llegó allí destrozado después de mil penurias y aventuras horrorosas. El deterioro no sólo estaba en su cuerpo sino, sobre todo, en su espíritu: en el momento de arrojar el anillo, el influjo que éste ejercía sobre él alcanzó su culminación y decidió guardarlo para siempre. En el instante en que se lo ponía, apareció Golum a quien todos creían muerto. De un salto se arrojó sobre Frodo y con un mordisco le arrancó el dedo. Pero la violencia de su movimiento le hizo perder el equilibrio y caer en la fosa sin fondo con el anillo en la boca.
Frodo nunca hubiera podido cumplir su misión sin Golum. El hecho de que en el pasado alguien hubiera tenido compasión de su vida miserable, mostraba ahora todo su sentido. Y también posibilitó que Frodo, el héroe, alcanzara la victoria sin ser un vencedor. Porque en la propia debilidad muchas veces está la mayor fuerza..

Microrelato

Alumbramiento
Por: Oscar Fortuna (www.geocities.com/neoimaginante)

Soledad caminaba desnuda por la calle. Se paraba cada diez segundos para no caerse al pozo que la rodeaba. Apenas tenía el espacio suficiente para poner sus piececitos en el barranco. Demasiadas pastillas esa noche. Le habían crecido unas alas de ángel como las que siempre quizo tener para escaparse lejos de todo. Pero de repente cayó y nadie estuvo abajo para sostener su caída.
Ahora estaba muy dolorida, podía ver como su piel se erizaba frente a los ojos de otros, pero sólo veía ojos, ojos que miraban y no le sacaban la vista de encima. _¡Basta dejen de mirarme, dejen de mirarme!_ Estaba ahí acurrucada contra unas piedras muy calientes, como si tuvieran fuego adentro, y la piedra comenzó a rajarse como una cáscara y de allí salió un dragón llorando como un bebé. Ella se aferró a su cuello y se fueron volando juntos lejos de ese infierno.
Cuando despertó estaba en la camilla de un hospital llena de cables y tubitos que no la dejaban hablar ni moverse. Quería recuperar las alas, las alas del ángel de Soledad.
Él la está mirando, y sabe que esos enormes ojos color miel no lo están mirando a él. Soledad sigue volando y se escapa de su espacio, él grita desesperado, con los ojos rotos de lágrimas, pero ella ya no escucha nada, por fin pudo escapar para siempre de su cárcel de piel.

Letrosidades

(Selección de poesías de Jorge Rosker)
jorgerosker@yahoo.com.ar

adagio

el infinito puede
desear
un poco más

también puede
resolver su expectativa de distancia

lo que no puede
es pronunciar palabra

somos soledad
misterio y soledad

agenda para el domingo a la mañana

empuñar un río desde el barro yacente
detener el vértigo del tiempo
(maldito péndulo)
desafiar la poética espacial
escuchar la tierra violada
comprender la crisis
como maniáticos sistemas de sorpresas
dinamizar los equívocos suspensos
en factores de abstracción

explicarle a un hijo
que el amor
no se agota

axioma

el sol no se precipita
se toma todo el día
nos imparte el infinito

modelo en el atelier

mi agotado pincel descansa
sobre tu mano ardiente

entre dudosos recuerdos

beso tu sombra
mis labios se mojan de pasado
recojo una fracción del aire que se mezcla con lo dicho
y enjuago mi boca

no estoy

existo en todas mis ausencias
soy un grito de misteriosa ingenuidad

estoy

finalmente
rodeado de sombras
rápidas, incomprensibles
que no alcanzan a mis deseos

El jardín donde vuelan los mares

(Selección de poesías de Eva Durán)
eljardindondevuelanlosmares@hotmail.com

mi vida
es un espacio compacto
entre dos orgasmos
el orgasmo es un puente de luz
entre dos ciudades de fuego

______________________

señor
dame tan solo
un poco de tu paz
solo así
podré descender tranquila
a los infiernos

______________________

deseo ocupar
un lugar en el armario
donde se ocultan las palabras
que nadie se atreve a pronunciar

______________________

¿qué perfume ocultará
el vaho de animal asustado
de la extraña que me observa
al otro lado del espejo?

______________________

no es cierto
la soledad no me desangra
no me mastica
no me tortura
yo soy la soledad
hija unigénita del silencio

______________________

pegarle una patada
con los pies desnudos
a la jeta del poeta
a su talento impúdico
a su dolor exhibido
a su pene autografiado
a su inútil afán
de abrirse de culo ante el mundo
para mostrar su tormento
anhelando una gloria inservible

______________________

tu cuerpo
guarda en si mismo
la fuerza de la tierra
tus manos garfios
en mi vientre de anarquista

tu piel
hogar, pradera
música, invocación
maravilla que en silencio
suda

martes, 5 de mayo de 2009

Monserrat Cultural 20


[Imagen de Tapa: "Griste” dibujo de Juan Pez / www.juanpez.com.ar ]

Mapa del barrio


Cuando Aco conoció a Te

(Selección de poesías del libro de P. M. Giacobbe)
gandolferias@hotmail.com

I

DONDE...
DONDE ESTA MI ENCENDEDOR, NENA
OTRA VEZ LO CAMBIASTE
LO CAMBIASTE DE LUGAR.
AYER...
AYER ESTABA EN EL CAJON, NENA
Y HOY
Y HOY YA DESAPARECIO.


II

QUEME TODAS TUS FOTOS, TU ROPA
LOS LIBROS QUE LEIAMOS Y UN DISCO
QUE ME REGALASTE COMO SÍMBOLO DE NUESTRO AMOR.
TODAVÍA SALE HUMO DE MIS OREJAS.
QUEME NUESTRA CASA, TUS GRITOS
LOS RITUALES QUE HACIAMOS Y UN BESO
QUE RECUERDO SE AHOGO EN LAS PENAS DE UN VASO.
TODAVÍA VEO NUBLADO POR EL HUMO
QUE SALE DE MIS OREJAS SIN CESAR.
QUEME TODA PALABRA, MIRADA,
O GESTO QUE HACIAMOS Y UN SILENCIO
DORMIR A TU LADO ES AHORA CENIZAS.
DESPUÉS DEL INCENDIO
CAMBIE LOS LIMITES DE LUGAR
AUNQUE VEA NUBLADO POR EL HUMO
QUE SALE DE MIS OREJAS SIN CESAR
PERFECTAMENTE ENTIENDO
QUE EL LIMITE ANTES, ESTABA ACA.


IV

BAJO LA LUNA LLENA, CAMINARE DESCALZO
SOBRE LA ARENA, SINTIENDO EL MAR
EN MIS PIES.
BAJO EL SOL DEL AMANECER, VERE GAVIOTAS
VOLAR Y COMER, RESTOS DEL MAR
DE MIS PIES.
CUANDO ESO SUCEDA NO SERE MAS UN HOMBRE
LENTAMENTE CAMBIARE EL TIEMPO PARA ENTENDER
EL PRINCIPIO DE MIS DIAS HASTA EL FINAL
SI LA CALMA CUBRE MIS OJOS EN SILENCIO
LAS VERE DESPELLEJAR EL MAR.

Improvisación Teatral: Breve acercamiento

Por: Diana Regueira

En sus orígenes lo que hoy conocemos como teatro reunía diferentes prácticas de culto a los dioses que incluían diversas representaciones, acompañadas de danzas y cantos. Es por eso que podemos decir que es una de las formas más antiguas de llegar al otro (la comunidad, los dioses, ese ser otro que transita el actor o la actriz) para conmoverlo (y conmoverse). Es decir, como actor muevo al otro conmigo, busco despertar su emoción, movilizar su pensamiento...transformarlo.
La improvisación teatral tiene que ver con recuperar la potencia de lo espontáneo, y a partir de allí producir el hecho artístico. Somos materia de expresión, somos sujetos únicos. Nuestra capacidad de juego anida en nosotros para ser sacada a la luz, disponible para producir en acto, sorprender, llevarnos a indagar en lo imprevisible... La improvisación tiene que ver con producir un hecho irrepetible. Un acontecimiento. Es saltar al vacío de la escena nutrido de la técnica pero sin el condicionamiento de la consigna. Es arriesgar a devenir otros y singulares. Nuestros cuerpos son los únicos que pueden hablar por nosotros en eso que les dejamos hacer.

Improvisar es unirse al mundo,
confundirse con él.
Gilles Deleuze

No es la única forma de hacer teatro. Es la que nosotros elegimos.

Consulta por talleres:
andreschan5@yahoo.com.ar
diana_simetra@yahoo.com.ar
Tel: 4686-2880

Microrelatos

Subte 945
Por: Oscar Fortuna (www.geocities.com/neoimaginante)

745/ estoy bañándome, la gripe me llena de mocos y estoy como 15´ escupiendo, por fin salgo sin haberme despertado aún.

830/ tomo café con leche porque no queda más té ni mate cocido; no tiene sabor y además está tibio. un asco. aún no entiendo porqué estoy despierto.

900/ saco fotocopias de mi CV p/ la entrevista de hoy, el tipo de la fotocopiadora saca cualquiera y me cobra 50 centavos cuando eran 20. le pago con odio. ahora estoy despierto.

930/ tomo el subte, miro a toda la maraña de gente ojerosa, adormecida y con ganas de estar en cualquier otro lugar que no sea el subte. el olor a sometimiento y resignación me asfixia.

945/ un ciego entra al vagón deseándonos un buen día, cuando ya todos lo empezamos mal; vende biromes (2x1$) y dice que te las prueba...

947/ nadie mira. todos estamos ciegos.

1000/ llego a la estación donde debería haber llegado 1015, me siento a escribir esto mientras montones de vagones pasan llevando su carga dormida: ¿una fuerza de trabajo alelada? ¿elementos de una revolución ya perdida?

1015/ me voy a la entrevista, a ofrecer mi fuerza de trabajo, para aplicar y desarrollar todos mis conocimientos de forma gratuita, y mientras subo la escalera, pienso: ¿cuándo despertaremos?

El entorno del mito: Los héroes no son un mito

Por: Clara Gorostiaga


Es lindo encontrarse con acciones heroicas, realizadas en la sencillez en el mundo cotidiano que nos rodea.
Characato es un pueblito diminuto a 1300 metros de altura en medio de la soledad de la sierra cordobesa. Zona cruzada por abundantes ríos que se mantiene siempre verde frente a cualquier sequía. Cuando en los cerros hay tormenta, el agua se derrumba por los cauces de manera sorpresiva y anega los vados usados habitualmente para cruzar.
Esto fue lo que sucedió hace unos días en las últimas horas de la tarde. Una camioneta con turistas se apresuró a cruzar el río Avalos antes de que anocheciera sin saber la dificultad de la maniobra. El vehículo erró la huella y fue arrastrado cincuenta metros aguas abajo. Uno de los pasajeros era un hombre mayor, imposibilitado de caminar. En la mitad del río el agua entraba en la camioneta y ya había cubierto buena parte de los asientos. Sobre las dos orillas se encontraban varios vehículos estacionados esperando que el agua bajase y desde allí llamaron a los bomberos de la zona. Cuando éstos llegaron vieron que el trabajo era imposible de realizar.
Entre la gente del lugar que acudió había una chica de catorce años a caballo. Se metió en la correntada sin vacilar hasta llegar adonde estaba la camioneta varada y les pidió que trataran de sacar al paralítico por la ventanilla para subirlo en ancas. Entre todos lo empujaron y el hombre tuvo que colgarse de ella como único medio para salir. Ella sostuvo el peso sin moverse hasta que él estuvo sobre el caballo y lo sacó a tierra firme.
Era la hora de la siesta del día siguiente. Una chica llamó a la puerta del hotel para buscar la ropa que lava habitualmente. Era ella, Jorgelina, vestida con sus jeans ajustados y su sweater de colores, delgada, linda y fuerte. Se fue caminando con paso elástico, la bolsa blanca de la ropa en una mano y en la otra el reproductor de música que uno de los pasajeros de la camioneta le había sostenido para que no se le estropeara con el agua.


Fuente: www.culturar.com