viernes, 30 de mayo de 2014

Reflexiones



Inteligencia es comprender algo antes de afirmarlo. Es llevar las cosas al límite para encontrar sus contrarias. Es intentar comprender a los demás y entre uno y los demás, con todos sus pros y sus contras, buscar poco a poco, nuestro humilde camino. Ya sé que, actualmente, a mucha gente no le gusta este planteamiento intelectual. Quieren las diferencias bien marcadas e intentar buscar algo entre el negro y el blanco, es un asunto muy gris. Los fanáticos y los dogmáticos resultan aburridos porque siempre sabes lo que van a decir. La gente divertida no son los escépticos sino aquellos que aman las paradojas. Llamo paradojas a buscar otra solución cuando tienes ya una evidente. Considero también que transigir es la acción intelectual más hermosa, la más valiente pese a que la gente lo vea mal o lo considere una claudicación.
Jean-Luc Godard.

En mi opinión, la mayoría de las personas tienen un concepto poco realista de la felicidad, pues invariablemente emplean la fatal conjunción condicional “sí”. Les oímos decir: Yo sería feliz si fuera rico; o si esa mujer me amara; o bien: si tuviera yo talento o si tuviera buena salud. A menudo, tales personas alcanzan su objetivo, pero entonces descubren otras circunstancias condicionales. Por mi parte, yo amo la vida, para bien o para mal, incondicionalmente.
Arthur Rubinstein.

Para mí, una crisis interior es siempre un signo de salud. En mi opinión no supone otra cosa que un intento de volver a encontrar el propio yo, de conseguir una nueva fe. Entra en un estado de crisis interior todo aquel que se plantea problemas intelectuales. Esto es perfectamente lógico, puesto que el alma ansía armonía, mientras que la vida está llena de disonancia. Es esta contradicción la confirmación de nuestra profundidad interior, de nuestras posibilidades espirituales.
Andrei Tarkovski.

Solamente son felices quienes no piensan nunca, es decir, quienes no piensan más que lo estrictamente necesario para sobrevivir. El pensamiento verdadero se parece a un demonio que perturba los orígenes de la vida, o a una enfermedad que ataca sus raíces mismas. Pensar continuamente, plantearnos problemas capitales a cada momento y experimentar una duda permanente respecto a nuestro destino; estar cansado de vivir, agotado hasta lo inimaginable a causa de nuestros propios pensamientos y de nuestra propia existencia; dejar tras de sí una estela de sangre y de humo como símbolo del drama y de la muerte de nuestro ser —equivale a ser desgraciado hasta el punto de que el problema del pensamiento nos da ganas de vomitar y la reflexión nos parece una condena.
En las cimas de la desesperación, Emil Cioran.



Hay que pensar en ciertas cosas, cosas que te habitan por dentro, o no, mejor sí, hay que pensar en ellas porque si no pensamos en ellas, corremos el riesgo de encontrarlas, una a una, en la memoria. Es decir, hay que pensar durante un momento, un buen rato, todos los días y varias veces al día, hasta que el fango las recubra, con una costra infranqueable.
El expulsado, Samuel Beckett.

Pienso que todo en la vida es arte. Lo que haces. Cómo te vistes. La forma en que amas a alguien, y cómo hablas. Tu sonrisa y tu personalidad. Lo que crees, y todos tus sueños. La forma en que bebes tu té. Cómo decoras tu hogar. O una fiesta. Tu lista del mercado. La comida que haces. Cómo luce tu escritura. Y la forma en que sientes. La vida es arte.
Helena Bonham Carter

No hay que lamentarse por la muerte, como no hay que lamentarse por una flor que crece. Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte. No hacen honor a sus vidas, les mean encima. Las cagan. Estúpidos . Se concentran demasiado en follar, ir al cine, el dinero, la familia, follar. Sus mentes están llenas de algodón. Se tragan a Dios sin pensar, se tragan la patria sin pensar. Muy pronto se olvidan de cómo pensar, dejan que otros piensen por ellos. Sus cerebros están rellenos de algodón. Son feos, hablan feo, caminan feo. Ponles la gran música de los siglos y no la oyen. La muerte de la mayoría de la gente es una farsa. No queda nada que pueda morir.
El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, Charles Bukowski.

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