miércoles, 24 de marzo de 2010

Microrelatos

Alicia (una forma de decir "te amo")
Por Emilio Alberto Vaccaro

Nos conocimos hace muchísimo tiempo. El Sol era todavía un disco blanco enceguecedor en el cielo, que inundaba de vida la Tierra. El agua, aún era el medio por el que circulaba esa vida. Todo el planeta rebosaba de vida, de miles de formas de vida.

Ahora han transcurrido miles de millones de años. El Sol,enorme en su agonía de gigante roja, antes de colapsar en enana blanca, se lo ha tragado todo. Hace millones de años que la última gota de agua ha caído sobre la tierra calcinada y se ha perdido para siempre. El que fuera un hermoso planeta azul se ha covertido en una roca enrojecida y ardiente, próxima a estallar o a ser barrida por los vientos solares, como lo ha sido la Luna.

Sobre lo que fue la Tierra ya no queda, desde milllones de años atrás, ni la más insignificante molécula viviente. Todo está muerto como si no hubiera existido nunca. En medio de todo eso sólo queda, inconmensurable, inmutable y eterno, mi AMOR POR VOS.


El mercado

- Mujer, ¿Cuánto te ha costado esta espumadera?

- 1,90.

- ¿Cómo, tanto? ¡Pero es una barbaridad!

- Sí; es que los agujeros están carísimos. Con esto de la guerra se aprovechan de todo.

- ¡Pues la hubieras comprado sin ellos!

- Pero entonces sería un cucharón y ya no serviría para espumar.

- No importa; no hay que pagar de más. Son artificios del mercado de agujeros.

Macedonio Fernández / Cuadernos de todo y nada


La pincelada

Por: Oscar Fortuna

Estaba en mi mente y no lo podía sacar, “Los sueños de la razón producen pesadillas” no era una obra de la que se hablara mucho en el museo; casi todos los visitantes la miraban con atención, hacían los gestos habituales de aprobación o rechazo y seguían con el cuadro siguiente. Pero a mí me pasaban otras cosas con esa obra; tenía sueños con ella, sueños que se transformaban en pesadillas, y solo había una forma de acabar con ellos.

El insomnio que me producían estos sueños me había llevado a conseguir este trabajo, y gracias a ello mantenía la cordura. Ser el guardia nocturno tenía sus ventajas, así podía contemplar cada línea, cada gesto de esos dibujos, y así mi mente había memorizado ese cuadro. Pasaba horas enteras frente al dibujo sumido en el silencio, esperando a que eso ocurriera para completar la obra y terminar con mis pesadillas.

El problema llegaba durante el día, cuando tirado en mi cama imaginaba mi recorrido nocturno y llegaba allí, frente a él, esperando a que eso pasara, a que por fin pudiera culminar aquella obra magnífica.

Fueron doce años así, hasta que una noche llegó él, y pude culminar esa obra con el rojo sangre que tanto necesitaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario