lunes, 28 de febrero de 2011

El error

Por: Liliana Bodoc

   El error..., nuestro padre repudiado. Por él, hoy andamos erguidos. Padre nuestro el error que transformó los chillidos en poemas, la piedra en hacha, y las crías en hijos. El error nos explica, y a nada le adeudamos tanto. Sin embargo, hoy le damos la espalda y jamás lo invitamos a la mesa porque nadie lo quiere en su familia. ¡Nada con el error! La cabecera es de los que aciertan. Y aciertan otra vez y siempre aciertan.
   Pero el error espera, padre nuestro, para tender la mano en el momento justo. Será cuando nos vea pálidos de acertar, dormidos de acertar, flojos y estériles, plastificados. Entonces llegará para invitarnos a salir del espejismo que nos cuesta la vida: el acierto perpetuo, frontera de la muerte, instancia suprema de la estupidez
   Caminará el error, como siempre lo ha hecho. Tras sus pasos un hombre va a sir...bal, un hombre va a si...blar. Un hombre va a silbar, equivocándose, bendito sea, una canción de amor.

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