viernes, 3 de mayo de 2013

Pensamientos



Ideas de afuera para imitar acá adentro

"Entramos en un pequeño café, pedimos y nos sentamos en una mesa. Luego entran dos personas.:
- Cinco cafés. Dos son para nosotros y tres "pendientes".
Pagan los cinco cafés, beben sus dos cafés y se van. Pregunto:
- ¿Cuáles son esos “cafés pendientes”?
Me dicen:
- Espera y verás.
Luego vienen otras personas. Dos chicas piden dos cafés - pagan normalmente. Después de un tiempo, vienen tres abogados y piden siete cafés:
- Tres son para nosotros, y cuatro “pendientes”.
Pagan por siete, se toman los tres y se marchan. Después un joven pide dos cafés, bebe sólo uno, pero paga los dos. Estamos sentados, hablamos y miramos a través de la puerta abierta la plaza iluminada por el sol delante de la cafetería. De repente, en la puerta aparece un hombre vestido muy pobre y pregunta en voz baja:
- ¿Tienen algún "café pendiente"?
Este tipo de caridad, por primera vez apareció en Nápoles. La gente paga anticipadamente el café a alguien que no puede permitirse el lujo de una taza de café caliente. Allí dejaban en los establecimientos de esta manera no sólo el café, sino también comida. Esa costumbre ya ha salido de las fronteras de Italia y se ha extendido a muchas ciudades de todo el mundo.
"El café pendiente" - Tonino Guerra, contó la historia de uno de sus directores Federico Fellini y Vittorio De Sica. Incidente que, según él, puede traer lágrimas a cualquiera.
Hay muchas maneras de ayudar y ser más solidario!

Convierte en milagro el barro
(Extraído de www.rulos-porra.blogspot.com.ar/)

Siento que me caigo, que pierdo el equilibrio. Que afuera llueve y pienso. Pienso que el barrio está todo inundado, que mañana va a ser complicado entrar, que lxs pibxs no van a ir, que si se larga más fuerte entra agua por todos lados. Y vuelvo, y siento que me caigo. Que caigo en una grieta y me quedo entrampado, entre el allá y el acá, entre el corazón y la cabeza, entre la institución y la transformación. Caerse en una grieta y dejarse entrampar, llenarse de bronca, de tristeza, de impotencia. Nada funciona, los que deben hacer funcionar el día a día no quieren que funcione. Sé que no es ingenuo, la ingenuidad no existe en este sistema tan macabro. Yo tampoco soy ingenuo, y sin embargo me quedé entrampado en la grieta. Solo. 
Solo. 
Y llegan lxs compas. Y las cosas cambian. Las ideas se renuevan, el alma vuelve a nacer. Y la grieta, la institucionalidad resquebrajada, deja de ser un obstáculo, una trampa, un cúmulo de arena triste y estancada para convertirse en oportunidad. Le quebramos las piernas, le quebramos los brazos, le quebramos cada parte que sea necesario quebrar, ponemos los dedos en las grietas y jugamos. Jugando aprendemos que la grieta es oportunidad: oportunidad de cambio, de volver a empezar, de transformar. De amar de vuelta.
Lo que educa son las relaciones. La forma, el calor, la alegría compartida, el juego, la apertura, acompañarnos. Con cuánto amor se transforma el mundo.
La única manera de revolucionar es revolucionándonos. A no bajar los brazos...
¡Agrietemos con felicidad!

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